- ¿Cómo surge la idea de escribir este libro? y ¿por qué situar la acción en un lugar como Vicálvaro?
- La idea surge tras la convivencia con sus gentes. El calor recibido de ellas. El conocimiento de su historia, y, especialmente, la acontecida en los cincuenta del siglo XIX. Todo ello enmarca la trama que, siendo ficticia, supone un escenario idóneo a su desarrollo. Me gustaría aprovechar para reivindicar, y al hilo de la pregunta, mi exhortación a los escritores madrileños (numerosos y excelentes) para que traten de encontrar hueco en sus proyectos literarios -como ya hacen los escritores catalanes y de otros lugares-, que dedicar al maravilloso entorno y escenario que fue y es Madrid, sus gentes y sus pueblos. También apuntar que una lástima que los editores madrileños no valoren y fomenten como es debido este tipo de iniciativas y proyectos narrativos, históricos y de ficción, de la región donde desarrollan su actividad profesional. Vosotros, los medios, tenéis una excelente labor en este sentido.
- ¿Qué lugares del Vicálvaro actual podemos encontrar en Vicus Albus? ¿Cuáles ya no existen? ¿Cuáles son ficticios?
- Encontraremos idas y venidas por la avenida Real, la iglesia de Santa María la Antigua -donde se desarrolla buena parte de la trama-; la Universidad Rey Juan Carlos, antes cuartel de artillería y lugar donde se ubicó el primer y más importante cuartel de caballería de la Guardia Civil; Ambroz, del que sólo nos queda el nombre y algún que otro vestigio. La actual plaza...; sus campos y entorno rural. La Dehesa. Pero el lugar más reincidente, sin duda, es el corazón de sus gentes. Y ése, como bien sabéis vosotros, aún existe intacto.
- ¿Cómo se ha asesorado históricamente para situar la obra en el siglo XIX vicalvareño? ¿Ha descubierto alguna curiosidad o hecho sorprendente del pueblo en esa época?
- La época en que se enmarca la trama, hacia 1850, coincide con la Vicalvarada; cuando el pueblo de Vicálvaro demostró al mundo entero su espíritu bravío y compromiso social que provocó el cambio de gobierno, durante el reinado de Isabel II, de los llamados Moderados a los Progresistas; la acción de O´Donnell, el general Espartero, el duque de Ahumada... Fue ésta una época extensamente documentada de la historia de Madrid y, especialmente, de Vicálvaro. Los archivos de la Asociación de Investigación Histórica de Vicálvaro, ‘Vicus Albus' -de la que soy orgullosamente socio-, han sido la principal fuente. Debo agradecer a don Valentín González, su presidente, el formidable y exhaustivo trabajo realizado en él para y por el pueblo de Vicálvaro (no me acostumbro a llamarlo barrio, o distrito). El museo, los numerosos documentos, hallazgos... que con tanto esfuerzo ha logrado reunir y catalogar, es una verdadera joya de la que todo vicalvareño y vicalvareña deberían sentirse -y no me cabe duda de que así es- orgullosos. Encontrar una curiosidad o hecho sorprendente de Vicálvaro, estando don Valentín al tanto, es prácticamente imposible. Él lo hubiera encontrado mucho antes, aunque no pierdo la ilusión y esperanza. Por eso, más que tratar de dar a conocer a través de mi ‘Vicus Albus' la historia de nuestro pueblo (insisto, no me acostumbro a llamarlo distrito) he tratado de dar a comprender la del aliento que lo domina.
- La acción se sitúa en el siglo XIX, cuando Vicálvaro era un pequeño pueblo agrícola cercano a la villa de Madrid. Solo hay que darse una pequeña vuelta por el barrio para ver que las cosas han cambiado mucho. ¿Cómo ve al distrito actual dentro de la gran urbe que es Madrid? ¿Cree que ha encajado bien en la ciudad al perder su independencia como municipio y pasar a formar parte de la gran periferia madrileña?
- El barrio ha cambiado mucho desde aquel tiempo. Imagino que como cada uno de los pueblos y barrios de capitales españolas. Más éste, que es ya Madrid, y que de ser un pequeño pueblo de no más de unos pocos cientos de habitantes, ha pasado a ser un enorme distrito de más de sesenta mil vecinos. Han llegado gentes de otros lugares de España y del mundo y, con ellos, la riqueza de sus culturas y costumbres. Pero, como apuntas, también es sólo cuestión darse una vuelta por el casco antiguo, o Histórico, como se le llama, y conversar con las gentes del Vicálvaro de toda la vida para observar en ellos aquella misma resolución ante la injusticia social, la noble bravura, el calor incondicional y defensa hacia los suyos, la ausencia de clasismo; su hospitalidad... No ha pasado el tiempo en este aspecto. Aún el vicalvareño habla de "su pueblo" cuando se refiere al que es hoy un distrito más de Madrid con un número: el 19. A doña Carmen Torralba, y ella lo sabe, casi todos llamamos ‘la alcaldesa' cuando entre nosotros nos referimos a ella y, sin embargo, pienso que todos se sienten madrileños sin haber por ello perdido su identidad. Es algo que particularmente valoro y considero muy importante. Tremendamente importante. Sus gentes han evolucionado y progresado notablemente porque siempre han sido y son de muy buena casta. Hay célebres personalidades nacidas de esta tierra hoy repartidas por el todo el mundo; ¡hasta un famoso astronauta! Y de periferia nada, paisano, que estamos a dos pasos del centro.
- ¿Cuál es su relación personal con Vicálvaro?
- Aquí están mis mejores amigos, la gente que me arropó y dio el calor que tanto necesité al llegar. Aquí donde crío a mi pequeño Pablo de cinco años de edad desde muy poco después de nacer. El lugar donde paso feliz cada día. Donde me siento en casa. Cuando pienso cruzar la M40, como ocurre a otros muchos de aquí, digo que ‘voy a Madrid', que también es mi tierra; cuando estoy de vuelta, que ‘he regresado al pueblo', y pon, Antonio, o Clemente, una caña fresquita, que hay que ver qué calor hace en la capital y vengo seco...
- Pasemos a los personajes. En el libro podemos encontrar varias figuras representativas de la sociedad de la época que van desde el campesinado hasta otros personajes más concretos como el cura, el alcalde, el marqués o un sargento de la guardia civil ¿Estamos ante una novela coral o hay algún personaje que tome el protagonismo de la obra?
- Si bien comienza como una novela coral, pronto coinciden cada uno de los personajes para unirse a una misma trama. Una trama de intriga. De los personajes, su modo de interactuar, de expresarse, de sentir y hacerse sentir, podría decir que son la piedra filosofal de la obra. Es lo más cuidado en ella. Ellos constituyen su esencia, y, si bien es cierto que se trata de una novela que se desarrolla en Vicus Albus, Vicálvaro, es aún más cierto que se desarrolla con sus gentes y en medio de ellas. Vicálvaro, mucho más que sus antigüedades, sus pretéritas construcciones y vestigios del pasado, son, como no me canso de explicar y repetir -y es ésta mi humilde opinión-, sus gentes. En la novela hay protagonistas, claro que sí; y también asesinos, o desalmados; como los hay nobles y desinteresados héroes, ¡pero no pienso desvelarlos!
- Aparte de lo que se ha dicho, ¿qué más puede destacar de Vicus Albus?
- Lo escribo en la solapa de la novela: "Si alguna emoción embargase a usted leyendo estos textos, recuerde que adquiere una responsabilidad con los mismos; una especie de comunión para concebir: La novela gozará en adelante del germen de quien la escribió y, por el aliento de quienes la leyeron, vivirá mientras cualquiera de ustedes la evoque." Poco más hay que destacar, salvo mi recomendación de que a nadie se le ocurra atajar leyendo el final; y que, si ustedes quieren -y me dirijo a los vicalvareños y vicalvareñas-, y si ésta les cautiva, habrá una segunda parte.
- ¿En cuánto tiempo se ha gestado este proyecto de Vicus Albus?
- La obra ha sido escrita en tres o cuatro meses. Más o menos entre octubre de 2008 y enero de 2009. El momento de su gestión es difícil precisar. Quizá comenzó el mismo día que a doña Paz, mi abuela materna, le robaron la cartera en el metro cuando fue a conocer de mi nacimiento. Quizá cuando llegué aquí hace cuatro años, y en la plaza, al pie del monumento a don Antonio de Andrés, escuché el primer cuarto de las doce en el reloj de La Antigua. Si tuviera que determinar lo haría en éste último sentido.
- ¿Cuáles son sus próximos proyectos en mente? ¿Sus próximos libros?
- Hay tres títulos acabados y en disparadero editorial. ‘Las mazmorras del ángel': una novela en un registro diferente a ‘Vicus Albus' y orientada al lector juvenil (o sea, quienes aún nos sentimos jóvenes). Un proyecto de relatos cortos al que llamo ‘Cuentos de Colores (y sabores)': tres grupos de ocho lo componen muy diferenciados unos de otros; y el que estoy a punto de finalizar: ‘Donde el cielo en un infierno cabe'; tres relatos largos o, quizá, novelas cortas, y cuyo título (que las engloba) casi habla de su contenido: una mujer maltratada que ni siquiera es consciente de ello; un niño que vive de extraer las espoletas de los obuses caídos en los campos de ricos terratenientes, en medio de una guerra que conoce desde siempre y que a él le parece un juego; y el de un anciano recién viudo que por amor cuida y lucha por su hijo de cincuenta años en paro, enfermo, alcohólico, drogadicto... Derrotado.
Entrevista: Ricardo Blanco