Año 600 después de Cristo. Un hispano se despierta en su poblado situado en el centro de Hispania. Le despiertan los mugidos de una de las pocas vacas del vecindario. Tras lavarse la cara con
agua del arroyo y hacer un breve rezo, desayuna con su mujer y sus delgados hijos unas gachas de trigo en su casa semienterrada. Después, coge una de las sendas de la zona, y llega a su espacio
de trabajo: hay que recoger la uva y preparar los vinos que luego venderá en Complutum.
Este podría ser el inicio del día de muchos vecinos del poblado tardorromano de Estevillas, situado en Vicálvaro, entre los desarrollos de Los Ahijones y Los Berrocales, junto al arroyo de Los
Migueles. Es la necrópolis visigoda más grande jamás encontrada en la Comunidad de Madrid. Durante las excavaciones, realizadas en 2010 y 2011, se hallaron 824 tumbas y
casi 1.500 individuos, además de restos de casas y otras estructuras del que debió ser un poblado agrícola dependiente de Complutum (Alcalá de Henares).
Se ha autorizado la construcción de viviendas sobre el yacimiento
La Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid estableció en 2011 que podrían construirse viviendas sobre el yacimiento, ya que buena parte de los restos encontrados se
encontraban en estado precario. Eso sí, impuso a las Juntas de Compensación beneficiadas la realización de un registro antropológico con el que estudiar la composición social de
los grupos tardorromanos, su dieta y su esperanza de vida.
'Huellas' en los huesos
"Fue un poblado que estuvo habitado de manera continuada desde el siglo II al siglo IX. Estuvo controlado por romanos, visigodos y musulmanes. Llegaron a vivir entre 300 y 500
personas, pero finalmente fue abandonado", resume Jorge Vega, arquéologo y especialista en ordenación del territorio de la compañía. Todos los restos se envían al estudio para ser
debidamente inventariados y procesados.
Todos los restos de cada cuerpo se ponen sobre una mesa y se limpian en seco para estudiar las 'huellas' vitales que han dejado sus huesos. "Los habitantes de este pueblo eran
agricultores. Lo señalan el desarrollo de las inserciones musculares de los brazos, el tamaño de la espalda y la forma de sus clavículas.
En otras salas, trabajan los restos materiales. Los limpian y secan, para luego numerarlos, inventariarlos y cribarlos. El material más común es la cerámica, que sirve de
fósil director para dar pistas históricas a los investigadores, gracias a que las modas en este sentido caracterizaban. Un yacimiento como este puede registrar 200.000
piezas. Solo se seleccionan para el estudio aquellos objetos que tienen valor arqueológico. Se tratan de reconstruir uniendo las piezas como en un rompecabezas.
Un pueblo de vinateros
El tratamiento de fíbulas, broches, hebillas, cantimploras, monedas y otros objetos de uso diario sigue un procedimiento similar. A través de ellos, y conociendo las
modas de este tipo de accesorios cotidianos, puede fecharse y conocerse el estilo de vida de estos vicalvareños. Los objetos de mayor valor histórico se dibujan a tamaño real para tener
un dossier de las principales aportaciones materiales del ámbito. "En este tipo de asentamientos no se encuentran grandes tesoros porque, aparte de que vivían con pocos lujos, lo poco que
tuviesen se lo llevaron. Los restos que se suelen encontrar es lo que dejaron atrás".
Puede observarse toda la secuencia funeraria desde los romanos a los musulmanes. Por ejemplo, los cuerpos de estos últimos están enterrados de lado mirando hacia La Meca.
Como si fuesen las páginas de un libro, se investiga el yacimiento estrato a estrato. Los arqueólogos fotografían todo el ámbito y lo reconstruyen por ordenador, haciendo un tratamiento topográfico en el que incluyen todos los elementos para determinar la ordenación territorial del yacimiento en cada período histórico. La zona de cementerio estaba situada mayoritariamente en Berrocales y el asentamiento en Ahijones. También se ha detectado que debían tener una pequeña cabaña ganadera, integrada por cerdos, vacas y ovejas ¿Y el templo? "Solían reutilizar este tipo de espacios", concluye Vega, "por lo que los restos deben estar bajo la ermita de la Virgen de la Torre".
El proceso de inventariado concluirá en breve
Después de casi dos años de trabajo, procesado e inventariado en una base de datos todo el material, el proceso concluirá en apenas un mes y medio. Todos los hallazgos y la investigación se entregarán al Museo Arqueológico Regional para que decida si se se merece un hueco en alguna de las exposiciones sobre la historia de la Comunidad de Madrid. Varias universidades también se han interesado por el yacimiento investigado. Es el nuevo destino de este viaje al pasado. Pero esa ya es otra historia.
juan manuel (viernes, 20 enero 2017 20:41)
no a la destrucion del cementerio eso resto son españoles como nosotros respetos a nuestros ancestro ellos tenian nombres y apellidos como lo tenemos los españoles haora